"La verdadera grandeza, no necesita la humillación del resto" - Amado Nervo -

sábado, 17 de julio de 2010

Una nunca sabe.

Mucho tiempo sin pasar por aquí, sin actualizar, sin nada que decir, a pesar de llamarse este blog "Cosas que decir".

En realidad sí hay cosas que decir, muchas. Cosas que hay guardadas y que de momento no quieren salir, aunque algunas veces lo deseen a gritos. Pero una es muy cauta y no debe pregonar a los cuatro vientos ciertas verdades que harían remover los cimientos de muchas conciencias que se dicen puras, que presumen de no haber cometido errores y se jactan de actuar con toda la decencia del mundo. Auunque, sí, es el momento de hablar de esas cosas que hay revoloteando por encima de las cabezas de la gente, esperando a que salgan en forma de historias, cuentos, poesía, relatos, en fin, que deben contarse sea como sea. Sé mil cosas sobre "esas conciencias" que actúan como si nunca hubieran roto un plato, que incluso van a misa a pedir perdón por los pecados que cometen y volverán a cometer después de pedir falsamente ese perdón. Sé de "esas conciencias" que se escudan en la amistad para infiltrarse en la vida de esa pobre amiga, que mientras le confía sus más íntimos secretos, aprovechan para interferir en su vida hasta límites que nunca debieran ser sobrepasados.
He sabido también, de ese primer y magnificado, amor de juventud que, queriendo revivir su pasado glorioso, no tiene reparos en hacer daño sólo para conseguir su fin. Y su pesada y pegajosa insistencia, está empezando a aburrir, a ese que fue su gran amor. Porque hay gente que no entiende, que el pasado es pasado y que no se pueden empeñar en querer cerrar un capítulo que quedó ya cerrado.
Ésta y mil historias más, inventadas o encontradas en relatos de antaño, que pasean por aquí y por allá, esperando a ser contadas, para entretener al personal.
Pero por hoy con estas basta, en unos días habrá más.